Un Dios Único


Cuando todavía seguimos sin entender con mucha claridad los vaivenes emocionales, las penas que aparecen nuevamente cuando creíamos tenerlas superadas, y el aliento sin parar continúa siendo el esfuerzo más grande para comprender , es probable que necesitemos  remitimos al principio y volver a hacer otro raconto para preguntarnos qué parte aún no entendimos de la escuela de la vida.

Nuestras acotaciones humanas, sumadas a las sensaciones propias del ser humano y las fluctuaciones inherentes a los estados emocionales, nos recuerdan siempre que quizás no haya un lugar a donde llegar pero sí , quizás encontrar el remanso necesario para quedarse descansando más tiempo del que solemos estar.

Mirar el propio camino es la sabiduría de no hacerse cargo de lo que hace quien esté al lado y respetar su propia voluntad de hacer o no hacer para su vida, es lo que no podemos perder como perspectiva importante para entender que si bien somos parte del universo de Dios, no dejamos de conformar unidades integrales que tenemos que brillar por propia certeza y saberes para  juntos crear la gran Iluminación del Reino del Cielo en la Tierra.

Cuando vamos aprendiendo vamos acorde a la apertura que la conciencia va  adquiriendo y al acercamos a nuestra propia verdad, aunque sea diferente a la de los demás tiene , al igual que todas ,  su valor en el mundo de Dios.

Por mucho, por poco, por conocimiento o desconocimiento formamos una visión que es tan íntima como fuerte si surge del corazón, y aunque sintamos estar aún deslizándonos perdidamente en conceptos abstractos que aún no entendemos,  la medida del  Dios individual de cada uno en quizás leve concordancia con el otro, será lo que fugazmente nos una desde esta dimensión aún endeble y carente de firmeza íntegra.

Pretender unir las creencias es una tarea que es probable que nos deje con cierta sensación de impotencia porque no podemos aunar pensamientos y acciones entre todos los seres humanos que eligen recorrer su propio camino de formas variadas,  y mientras tengamos libre albedrío cada uno hará su propio Ser Superior basado en formas, sentimientos, saberes, imaginaciones, suposiciones  o lo que el ser sienta incorporar a su unidad.

Ahora, si Dios se manifiesta de todas las maneras posibles,  podamos afirmar cuál fue la expresión que tuvo hacia nosotros porque lo lo vibramos desde la esencia del alma pero, sin embargo , tendriamos que observar que pensamiento se escapa y subyace de lo que pareciera ser una voluntad divina.

Cabría preguntarse que sucede con los altibajos, con la cansadora resignación que pareciera que siempre tenemos que tener, con la aceptación cruel de que la vida es tan sólo un camino de espinas, y volver a analizar, ya como unidad que somos, qué percepción estamos teniendo de lo que es vivir y si no estaremos equivocando el camino haciendo categórico lo que no lo es.

Hay quienes nos adaptamos a un Dios en particular, otros  creemos lo que suponen los demás, otros  sentimos tanta espiritualidad que nos desaferramos a ponerle nombre y otros que sentimos y amamos tanto que  no podemos entender que este Dios que habita en nosotros, sea el que nos dio la vida desde los orígenes y no nos ayude a hacer fluir el adentro con el afuera  con la Gracia como portadora de algo más que pequeños  momentos.

Y nuevamente el desconocimiento es lo que trae el dolor de no entender, de no saber en que Dios creemos.

Si tenemos que armonizar cuerpo, mente y alma no podemos quedarnos solo en las esferas de lo etereo creyendo en lo magnífico  que no puede plasmarse en esta faceta, y si nos seguimos mirando interiormente vemos todo lo que aún queda por aprender y no sabemos como congeniar ese arriba y abajo.

No obstante, y a pesar de todo el camino recorrido, existe un Dios Unico para todos que podemos compartir, soñar, amar: el Dios de la Paz, el que nos moviliza internamente a pesar de las emociones fluctuantes, el que no juzga ni genera expectativas, el que no espera  milagros sin hacer nada ni haciendo todo, el que siente la tranquilidad interna aunque los mares muevan todo lo que está alrededor, el que entiende que no tenemos por que ser infelices pero que tampoco podemos manejar por experiencia y sacrificio la propia felicidad.

No tiene nombre, no es de aquí ni de allá, se lo siente en todos lados y en ningún lugar a la vez, pero sabemos que permanece VIVO en nosotros porque podemos ir en PAZ aunque todo esté descalibrado externamente.

El amor y la paz no traen dolor, y si todavía aparece es porque estamos tras el Dios que seguimos armando con la mente. Si no tenemos deuda con nadie, si tampoco nos deben rendir cuentas es porque ya somos LIBRES y puede hacer Su Aparición el Dios Unico que todos tenemos que está traducido en  LIBERTAD , AMOR y  PAZ  que reina en el corazón de todos los hombres sin distinciones.

No confundamos los estados emocionales con lo que somos. La alegría es un emoción hermosa que tiene una vibración tan elevada que no podemos mantenerla demasiado tiempo en una misma frecuencia, pero al transformarla en calma y quietud comienza a conformar el  remanso de estar en el lugar correcto sin expectativas sobre lo que hacemos o tenemos que dejar de hacer.

No nos engañemos con rótulos de sociables, felices, decepcionables, huraño, esas son características que acorde a la mente , el entorno y la característica a cumplir será adaptada o no a las circunstancias sin saber con certeza si  quien esté al lado con determinadas características , sea un ser que verdaderamente encontró a Dios porque solo en su interior, en su privacidad de pensamientos, acciones y sentimientos sabrá hasta donde la apariencia juega un rol fundamental y la esencia un rol secundario.

Quizás por eso que la libertad de poder decir no tengo formas ni maneras en particular,  es la que nos alejará una vez más de la rejas de los calificativos y arbitrariedades que nos traicionaron tanto tiempo a lo largo de nuestras vidas.

Dios no es ni bueno ni malo, ni alegre ni triste , ni sol ni oscuridad , Dios ES , y es la paz que reina en los corazones cuando no tenemos que cumplir ya con ningún mandato social, cultural o religioso.

Ese Dios es Único para todos y si algún día nos podemos mirar sin disfraces ni máscaras que nos armen la sonrisa o el llanto, es probable que ahí sí podamos unirmos para Vislumbrar en una sola Unidad El Amor de Dios en cada uno de nosotros para fusionarnos en el Todo que dio origen a nuestra existencia.

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