Apaciguar las emociones para permanecer más estable en la
paz interior que tanto nos costó conseguir, nos da la posibilidad de
poder seguir ampliando miradas sin necesidad de padecer dolor ante lo que
observamos.
El Ser , como parte del aspecto físico, mental y espiritual,
requiere de una ubicación lo suficientemente subjetiva como para no perder la
sensibilidad pero, a su vez, lo necesariamente objetiva para no perderse
entre los sucesos de la vida que pueden movilizar las emociones más
extremas.
Encauzar, dirigir, entender son premisas a tener en cuenta al momento
de la captación de los estímulos externos que no nos agradan tanto o
estemos apenas de acuerdo.
Hacer el propio camino de sanación interior aceptando lo que
viene acompañado de enseñanzas amplias de todos los campos posibles, nos
permite comprender por que cada uno necesita hacer exclusivo su camino ya que, acorde al estado evolutivo en el cuál nos encontremos, la vida nos dará las
herramientas justas para que aprendamos a captar hacia donde tenemos que mirar.
Si podemos dejar lo categórico de lado, podríamos observar el
entorno, mirarnos en lo que hacemos y preguntarnos por qué estamos en ese
lugar llevándonos las condiciones hacia esos senderos, donde creemos que estamos
exclusivamente para los demás y, sin embargo, estamos para aprender a mirarnos a
nosotros mismos primero para generar posteriormente la transparencia perfecta
de la manifestación divina.
Lo cíclico de la vida nos ubicará algunas veces desde un
aspecto determinado, para luego mostrarnos la otra cara y ver su opuesto, y una
vez visto, entendido y adquirido apropiadamente, los dos lados de la dualidad
hacer un sola esencia sin distinciones.
Para que podamos ser herramientas plenas de manifestación es menester tener un primer indicio de apertura, porque la luz no puede atravesar cuerpos densos de
energía, y si nos referimos a lo que la sanación puede implicar ya sea porque
estamos sanando internamente como a los demás, habría que mirar sutilmente los
mensajes que la vida tiene para darnos.
Hacer exclusivos lugares o personas es limitarlo a Dios y hacerlo selectivo cuando eso pertenece a nuestra
naturaleza humana. Que El provea los dones a algunas personas en particular
es la Verdad que sólo El tiene y determinar nosotros cuáles son esas personas es
un campo en el cuál no podemos hablar con conocimiento.
De acuerdo a la
creencia iremos a un lugar u otro en búsqueda de esa ayuda externa y porque no
nos haya servido ciertos lugares o personas a nosotros, no significa
que no exista sanación de Dios en los otros.
Los canales que El utiliza pueden ser variados, y es un
atributo que cualquiera puede adquirir, pero mientras hayamos podido alejarnos
de nuestras propias sombras de descreimiento y discriminación aportando la
mayor humildad y entrega absoluta a la labor.
Dios no toma la forma, el espacio
externo, sino que se manifiesta a través de la esencia del alma que con su amor logra una simbiosis divina con la divinidad logrando
que el brillo permanezca latente para sí mismo y para los demás.
Muchas veces
confundimos disposiciones teniendo en cuenta la forma que lo contiene y no la
sustancia innata inmortal de cada ser, que actúa como expresión de las más altas
esferas de amor.
Si partimos por comprender por que no podemos inmiscuirnos
para determinar quién tiene un camino pleno y despejado y quien no , podríamos
también generar el interrogante de qué pasaría si esa persona que representa el
canal de sanación para muchos seguidores , dejase la forma y el medio en el
cuál está inserto para hacer el mismo canal divino de Dios pero desde otro
espacio físico, moral y mental.
Observemos hasta donde somos capaces de discriminar y
aceptarla sin enjuiciarla, cuando en realidad hablamos de la misma
esencia del alma y el mismo fervor de servicio incondicional que desea
seguir brindando.
Dejemos de condicionar y condicionarnos y, para que ello
suceda , tendríamos que partir por la propia sanación interior porque ella nos
da la sabiduría de la comprensión de cómo es la divinidad en la cuál creemos.
Que necesitemos tener un Dios de la forma no significa que no estemos
hablando del mismo Dios, las manifestaciones pueden ser muchas pero la esencia
una sola pero, hasta no entender profundamente cómo funcionamos en el aspecto
humano, es probable que necesitemos diferentes lugares de encuentros que nos
lleven a desunirnos al armarse sectores distintivos de discusión de lucha
de poderes para determinar cuál es la forma en que Dios debe manifestarse.
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