lunes, 16 de abril de 2012

Desandar el cansancio en sí mismo

En muchas ocasiones vimos que tuvimos la gran virtud de ir hacia adelante , equilibrando nuestras facetas pero que, sin embargo no pudimos dejar de sentir esa sensación de agotamiento de uno mismo.


Descubrimos que pudimos elevarnos y  mantenernos en lo alto para no ser afectados pero que, como rueda repetitiva de la vida, se presentaban los mismos inconvenientes que creíamos superar y no obstante seguían ahí sin poder evitar cansarnos reiteradamente.


Estuvimos  en un aprendizaje y,  aunque nuestros conocimientos hayan afianzado nuestros saberes , no pudimos dejar de reconocer que existían condiciones humanas que nos recordaban permanentemente que teníamos una naturaleza humana que aceptar, sin que por ello quedásemos perdidos entre las emociones, el desánimo y los deseos inconclusos.

Nuestra mente generaba tantos pensamientos conflictivos, cuestionadores y  de insatisfacción durante tanto tiempo que no aprendía a  liberarse sin creer que por ello perdería el control de la vida y,  con conductas repetitivas atraía lo que le dijeron que debía ser,  acoplándose de esa manera a una visión acotada y formal de la existencia.

También aprendía a  involucrarse  con los pensamientos ajenos y  temía  el que dirán armando opiniones y sentencias que creía que la  devastarían actuando en consecuencia con ataduras a lo conocido para no  innovar y permitir que una fuerza liberada generase algún cambio.


Ante lo evidenciado, pudo advertir que para dar paso a una nueva conducta de pensamientos requería agotar esos viejos patrones de reflexión y que como seres integrales, el acompañamiento tendría que ser  desde todos los aspectos para poder renacer también en conjunto.

Y es así que dejó decantar y sentir  ir hacia atrás, experimentando el estar quieta sin avanzar y  transmutando lo que  daría  cabida a una nueva manera de percibir la vida pudiendo ir libre de los pensamientos propios y ajenos.



Poder acercarnos cada vez más a nuestra esencia libre de pensamientos nos permitió tener una fluidez menos abierta quizás con los demás pero más amplia, fluida, pura y transparente con nuestro interior y con Dios.

Supimos que si insistíamos en acotar con la mente la comunicación con nuestra sabiduría interna de Dios , el pasaje se reduciría al querer darle forma y dirección, y aunque supimos que la razón nos sirvió para determinaciones y decisiones necesarias a este plano, advertimos que  su intervención en lo etéreo nos traería más cansancio del experimentado.

La nueva comunicación viene libre de prejuicios y desavenencias, y si para ello sigue siendo necesario el agotamiento de uno mismo sigamos transitando el hastío que dará paso a una nueva manera de VER la vida con los ojos del alma.

Todo tiene su tiempo adecuado y el de cada uno de nosotros llegará en su momento justo...
Aprendimos a purificar desde el Cielo a la Tierra, dejemos que  el cansancio transmute y transforme en la Gracia de vivir como almas con un cuerpo humano.

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