jueves, 19 de abril de 2012

Desandar e iluminar las dudas

Aunque recorrimos un camino con muchas subidas y muchas bajadas donde aprendimos a afianzar lo que la percepción y el corazón exclamaba, el estar insertos en un mundo de vivencias palpables nos indicó que,  aunque no nos hayamos desviado de nuestro trayecto, nos quedemos en más de una ocasión con una sensación incierta de desorientación.

El mundo material, en contraposición con el mundo etéreo,  se manifiestan mayoritariamente en las densidades pertenecientes a cada una de ellas y el poder unirlas para vivenciarlas como multidimensionales requiere primeramente de nuestra unidad interna que no genere fricciones entre la densidad del ya inmediato con lo invisible de los no tiempos lineales.

Para los que han estado viviendo mayoritariamente desde el ego y personalidad , el recorrer las distintas opciones de vivencias simultáneas,  generará probablemente encuentros permanentes de la negación del aspecto que no puede verse ni palparse si no es con los ojos del alma,  y los que han estado permaneciendo más en lo etéreo,  el tener que bajar los pies a esta dimensión le opondrá resistencia creando desánimos que tenderá a confundir el ser con el hacer y el brillo de lo que es por lo que se hace. 

Y mientras  quedemos entre los mundos paralelos estaremos pasando por la transición que posteriormente se manifestará en cada uno de nosotros quizás de manera diferente..

Algunos se negarán, otros irán arremetiendo en búsqueda de la verdad interior, otros llorarán y otros escribirán y soñarán esperando que esos sueños se hagan algún día realidad..

Volver a ser niños nos llena de ternura, y los cuentos , así como nos gustaban tanto de pequeños nos dan,  siendo adultos,  el aliciente de saber que no hemos perdido la capacidad de hacer real en nuestro interior las fantasías que creamos desde nuestra imaginación o tal vez las verdades que creamos desde el alma...


La pequeña almita II

Y la pequeña almita tuvo que elevarse mucho para superar los dolores, la indiferencia y los días largos y contínuos que no daban un indicio del despertar de su alma amiga para  reconocerla quien era en esencia.

Llegó a agotarse mucho, a llorar del cansancio pero, fiel a su amor, insistió para que, pesar de las negativas , su otra parte pudiera encontrar en ella el remanso de paz que necesitaba dentro del mundo físico de acontecimientos formales y prolijos.

En algunas ocasiones percibía que su alma amiga la miraba y que, frunciendo el entrecejo agudizaba el espectro y dudaba , pero bastaba el avasallante deber de la moral de ideas cerradas para que volviera nuevamente a su lugar dejando de lado todo atisbo de grandiosidad de su alma.

Y aunque almita buscaba la magia del milagro de Dios, recordó el libre albedrío del que todos contamos y,  desilusionada,  volvía nuevamente a su espera eterna de lágrimas escabulléndose entre sus mejillas.

Pero un día, cuando sintió que su agobio era muy pesado y sus penas muy constantes, decidió con dolor y angustia volver sola a Casa, regresar al Hogar sin su alma amiga para que siguiera haciendo su propio camino de experiencias y aprendizajes , pero no pudo.

Intentó liberarse y volar sola pero sus pies seguían pisando el mismo lugar donde estaba su amigo. Con fuerza  tomó todos los conocimientos adquiridos para saltar pero no lograba llegar lejos y aunque no quería mirar ni sus despedidas no pudo elevarse más y permaneció inmóvil en el mismo sitio. 

Comenzó poco a poco a bajar su almita a estas esferas terrenales y se sintió inserta en las emociones, las relaciones humanas y  percepciones de la formalidad, el cumplimiento y normas cerradas. 

Lentamente comenzó a sentir más fuertemente  la ausencia de su alma amiga,  a perder   el brillo y entusiasmo que,  aunque lo trajera de  forma innata en su corazón,  se debilitaba en  el lugar de existencia de la encarnación. Por más esmero que pusiera no podía  trascender su condición y se entremezcló  en las vivencias  del desconocimiento como una más.

Buscó desesperadamente la voz de Dios y no la pudo escuchar, buscó Sus Manos y no las pudo tocar , buscó su Corazón y notó que sus latidos ya no eran los mismos.

Estaba nuevamente como al principio, viviendo la ilusión de la vida sintiéndose parte del elenco de actores pero, curiosamente cuando al fin aceptó su condición,  quiso comportase como los demás pero  tampoco pudo  formar parte del reparto de los protagonistas.

Su esencia era muy fuertemente profunda para desaparecer entre la ilusión y muy arraigada a su alma amiga como para dejarlo solo en el mundo de los miedos, las apariencias y la dualidad. 

Un cordón de plata lo unía a su corazón y eso le impedía volver sola a Casa. 
Recordó que había elegido experimentar el amor incondicional y que como sea , no podía dejar a su amigo tan sólo porque no recordase. No se trataba de una decisión de su mente sino una progresión natural de su alma que encarnó para dar la PRUEBA DE AMOR MÁS GRANDE A ELLA MISMA.

Muchas veces la pequeña almita se preguntaba que estaba haciendo en ese lugar lejano ya sin deseos, sin metas, ni proyectos pero en lo profundo sabía que encarnó para SER, para ESTAR, para plasmar SU AMOR EN LA TIERRA. 

No sabía si algún día se encontraría con su alma amiga antes de partir definitivamente al Hogar,  pero sí sabía que había cumplido su pacto de amor incondicional que habían hecho juntos cuando eran luces en el Universo de Dios a la espera de bajar al mundo.

Su experiencia en un cuerpo humano se estaba cumpliendo y aunque sentía no tener nada , en lo profundo de su esencia sabía que había adquirido todo para dispersarlo por el Infinito y ser tomado por quien , como ella, entrego su VIDA POR AMOR .

Y como un Todo, en  la Gran Morada de Dios, arriba y abajo , había luces que iluminaban el sendero del amor ..y del otro lado, cerca y lejos , allá y aquí estaban la pequeña almita y su alma amiga jugando a volver a Casa sin darse cuenta todavía que no se puede regresar de donde jamás  se salió....



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