lunes, 16 de abril de 2012

Desandar el significado de soltar y perder la vida


Acorde a nuestra crianza, formación, experiencias y vivencias , el soltar la vida tuvo un significado u otro pero, de igual modo,el denominador común estuvo asociado a dejar de tener lo que hasta el momento nos pertenecía en el mundo de la forma.

Si tomamos y nos hicimos poseedores de lo que creíamos que era de nuestro derecho es probable que, aunque no quisiéramos, hayamos vivido la fricción de desgarro y miedo que significó la posibilidad de perderlo.

Es así como fuimos por la vida tensos, atentos a que nada se escapara y ante la mínima sospecha de amenaza , armar el ego con todos sus poderes para defender lo que era nuestro.

Si aprendimos a ir un poco más allá y nos enmarcamos en un contexto más espiritual de creencias es probable que nos hayamos preguntamos que quiso  decir Jesús con "Quien quiera salvar su propia vida la perderá, pero quien la pierde por mí la salvará"  encontrándonos en una encrucijada ambigua desconcertante.

Sin embargo, si intentamos entender en términos etéreos lo que implicó dejar la vida , nos encontramos más con una ayuda a nuestro bienestar que con una tiranía.

El perder nos hizo más sabios porque aprendimos a vivir con menos de lo que teníamos y a estar más distendidos evitando la tensión que devino del no soltar y defender lo propio.

No obstante, sin discriminar ni sentenciar lo placentero comprendimos también  que pudimos ser felices sin nada porque descubrimos que pudimos asociar  ese estado con el total desprendimiento y libertad de no temer dejar algo por el camino.

Y si vimos a la vida misma y enfrentamos el amor por ella con el perderla,  observamos que no hubo antagonismo sino concordancia quizás algo paradójica de poseer todo sin necesidad de tener atado el deseo.

Entonces, nos preguntamos dentro de la entramada compleja de los términos, a que tuvimos que renunciar al dejar la vida para percatarnos que desistimos de la forma que lo único que nos trajo fueron limitaciones que nosotros mismos le impusimos al intentar encuadrarlo de una manera determinada.

Quizás no supimos plenamente  con que nos encontraríamos cuando definitivamente soltáramos,   pero sí pudimos saber qué tuvimos  cuando no soltamos y corrimos el riesgo de la pérdida.

Con la sabiduría del alma, aunque quizás no comprendimos  en profundidad , pudimos no tener nada pero sí ser libre de la condición de formas que nos ató al imponer desde nuestro ego cómo deberían  ser los acontecimientos y que formas debían tener.

No se trató de entregar a una fuerza desconocida lo que nos pertenecía desde el nacimiento, sino  darle la posibilidad a la faceta sabia de la esencia del alma para que tomará el rumbo adecuado y  permanezca en la paz y el amor que necesitábamos para encontrar la plenitud del alma en el cuerpo humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario