Tuvimos la gran virtud de ir hacia adelante, de enfrentar lo más difícil, de tener condescendencia , de equilibrar nuestras actitudes y sin embargo no podemos dejar de sentir esa sensación de agotamiento de uno mismo.
Sabemos que somos seres de luz, con una esencia divina que nos enaltece el vivir pero, cuando aceptamos todas las variables emocionales sin descartar ningún indicio de negativo, es cuando no podemos de dejar de vernos con el deseo de salirnos del cuerpo y volar a la inmensidad del amor que nos libere.
Estamos en un aprendizaje y aunque nuestros conocimientos hayan adornado nuestros saberes , existen condiciones humanas que nos recuerdan permanentemente que tenemos una naturaleza humana que aceptar, sin que por ello quedemos perdidos entre las emociones, el desánimo y los deseos inconclusos.
Estamos extenuados no de nuestra esencia sino de nuestra mente que no para de generar pensamientos conflictivos , cuestionadores o de insatisfacción porque durante tanto tiempo aprendió a vivir de una manera tan exclusivamente determinante que desconoce que se puede liberar sin perder el control de la vida.
Y como si fuera poco también nos involucramos con los pensamientos ajenos como si no bastara con los nuestros y de esa forma el cansancio es doblemente debilitante.
Si tememos el que dirán, nuestra mente reflejará todos los pensamientos que creemos que el otro tiene o tendría ante un accionar nuestro, y la razón dará tantas vueltas que al cabo de poco tiempo nos habremos hecho cargo de todas las opiniones y sentencias ajenas.
Si esperamos que el otro revierte su pensamiento y pudimos mencionárselo aunque sea una vez pero no tenemos la oportunidad de volver a manifestarlo, nos repetiremos tanto mentalmente lo que queremos que esa persona escuche que ya no tendremos forma de acomodar las palabras cuando se nos acabe todas las variantes de orden y modos de presentación. Y aunque nos esmeramos, no pudo salir más que nuestra propia percepción agotando hasta el deseo de ser escuchado!
Ante lo evidenciado habría que preguntarse que es lo que más cansador que vivenciamos para poder advertir que tal vez tan sólo estemos ante una nueva manera de posicionar los pensamientos y que para ello suceda necesitamos del agotamiento de los viejos patrones de reflexión.
Decantar es sentir ir hacia atrás, es experimentar el estar quieto sin avanzar, es la transmutación que dará cabida a una nueva manera de percibir la vida, es poder ir libre de los pensamientos propios y ajenos, es acercarnos más a Dios porque nada impide la fluidez de la comunicación.
Y cuando lleguemos a vivenciar el hastío más grande de nosotros mismos es cuando nacerá el nuevo ser humano que brillará en todos sus aspectos para comenzar a comunicarse con la pureza más transparente porque viene del alma.
El más de lo mismo que pareciera que estamos viviendo no es más que la nueva comunicación que empezará a regir nuestra vida a partir de la purificación de los viejos cánones de conducta acotados que hizo movernos en esferas limitadas de tensión hacia los demás y uno mismo.
Todo tiene su tiempo adecuado y el de cada uno de nosotros llegará en su momento justo...
Aprendimos a prepararnos para lo peor, aprendamos a comenzar como se siente tener un alma con un cuerpo humano libre de prejuicios y miedos...
..y esa vibración generará el llamado del alma de quien también se esté liberando de sus propias ataduras ...
..y podremos escuchar y seremos escuchados ,... hasta el encuentro definitivo de las almas puras en origen que dejaron sus capas de limitaciones más profundas para fundirse con el Infinito Amor del Mundo de Dios....
No hay comentarios:
Publicar un comentario