miércoles, 18 de abril de 2012

Desandar los sueños

Dentro del complicado andar por la vida, donde tuvimos que aprender más allá del conocimiento que nos pudo brindar cada evento, nos encontramos con algunas esperanzas , por mínimas que hayan sido , de encontrar  esos sueños profundos del corazón  donde se  armó el ideal que buscamos en nuestra propia trascendencia.

Sin embargo, el tiempo siguió pasando y no tuvimos más opción que seguir fluyendo con la vida, aceptando lo que vino como aliciente renovador o desmoralizador, y así como las partes se fueron acoplando donde pudimos darle cabida, esos sueños transformados en incumplidos se fueron colando por los costados y derramando su pasión originaria completa de emociones, sensaciones y sentimientos.

Nuestra mente se alió con el alma para formar escenas de conjunción perfecta, de amor sin barreras, de un mundo posible de condescendencias y, aunque entendimos que cada uno hizo lo mejor que pudo su propio camino , no pudimos dejar de reconocer que los sueños necesitaban ser compartidos en alguna medida de su realización al interactuar con el medio permanentemente. 

Aunque entendimos que nada estuviera  fuera del lugar que Dios le da  a cada situación , el libre albedrío acompañó las analogías y distancias que se generaron entre nosotros, y su consecuencia es la realización conjunta del ideal que siempre soñamos y que no obstante es muy difícil de lograr.

Si nuestras metas consistieron en una vida que gire entorno a un individualismo donde las necesidades básicas e ideológicas fuesen cumplidas desde la propia decisión, es indudable que no requerimos de similutudes ni afinidades con quien estuviera a nuestro lado y pudimos sentir realizaciones plenas. No obstante,   si a la propia sabiduría interior de paz, también le agregamos las relaciones que se pronunciaran en igualdades de sensibilidad y empatía donde los color de rosa comenzaron a no existir, tuvimos que partir nuevamente a hacer  revisiones que nos llevara al inicio para entender que sucedió con la inserción que tuvimos como seres espirituales con un cuerpo humano en un medio tan diverso y complejo como lo es el terrenal.

Entregar los deseos, las pasiones por un mundo mejor y no conformarse con respuestas sencillas de resignación, fue darle el pleno poder a un Dios, un Ser Superior, una fuerza trascendental  que aunque no entendiéramos cuáles fueran Sus Planes , confiamos en que nos daría las respuestas del entendimiento de por qué  no alcanzamos a ver los frutos después de muchos años de cosecha.

Entregar sin reparos lo mejor que tuvimos fue el mejor regalo que pudimos darnos y darle a la vida, pero sentir el desánimo de lo que el ser proyectó como sueño fue  tan  emocionalmente auténtico como el sentimiento de desorientación de hacia donde seguiríamos dirigiendo nuestras metas.

 Las expectativas humanas nos puso al tope de nuestra fuerza interior y exterior para actuar y seguir intentando acceder al ideal de nuestra plenitud,  pero encontrar la sabiduría de hacer el alto necesario para rever nuestra naturaleza espiritual sólo lo dará las consecuentes pérdidas cansadoras de lo limitadamente terrenal.

Si tuviésemos sólo una faceta humana por cumplir es indudable que no habría muchas más preguntas para hacer y no nos quedaría hacer categórico lo que es o no lo es , pero entender que respondemos a otro aspecto del alma etéreo que busca  insertarse en el medio para su consecuente superación en la encarnación, es tener que ampliar y dejar librado al universo lo que no llegamos a entender desde nuestros sentimientos y emociones.

No podemos ni tenemos por que despertar a los demás, tenemos que ocuparnos de estar nosotros con plena conciencia de lo que hacemos, percibimos, sentimos y aunque quien está al lado no haya podido siquiera vislumbrar nuestros propósitos no podemos hacernos responsables, aunque nos duela ver el camino que recorrimos juntos o separados uno del otro.

Las decepciones se generan a partir de la no concreción de las metas que nos trazamos en algún momento de nuestra vida, de la no respuesta de amor a nuestra voluntad de ayuda y de la tristeza de aceptar que no fue comprendida nuestra actuación incondicional de amor, y convivir con el propio regocijo y satisfacción sin reconocimiento ajeno es lo que tenemos que aprender a tomar como valioso sin esperar nada a cambio.

Estamos a acostumbrados a dar y querer recibir pero si no vemos lo fundamental del propio crecimiento interior al no volver de la misma manera lo que emergió de nosotros , es posible que sigamos penando y sintiendo vacíos de alma que sólo puede ser completado por la esencia divina que Dios nos regaló.

Lograr la unidad de cuerpo, mente y espíritu quizás no fue tan difícil,  pero nuestro mayor desafío luego del logro será vivir con esa integridad en un mundo que tiene apariencias marcadas entre el hacer, ser, densidades, discriminaciones, separaciones fortuitas y desconocimientos de por qué vinimos al mundo.

Las propias realidades nos separarán un vez más todos los días y nuestra misión será seguir viendo la Unidad Universal que somos como seres humanos detrás de las pequeñas verdades que decimos tener a nivel humano. Luego...dejar fluir...porque si hay un Plan Divino ya no tenemos más que esperar a que haga su aparición en la "forma" en que Dios quiere llevarlo a cabo...

Aceptación y amor...y entre ellos ..los sueños escurridizos que se perdieron entre el mundo real que nos resistimos a aceptar...

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