viernes, 20 de abril de 2012

Desandar el temor de pérdida de interioridad con Dios

Y cuando pudimos trascender lo externo y las formas,  ya no hay más palabras por pronunciar, ni textos por comprender, ni sueños que esperar, sólo estamos frente a nosotros mismos con esa parte que siempre desconocimos y que nos trajo toda la verdad que estábamos buscando. 

Años de lucha, mucha angustia, muchos recuerdos de una vida que se nos fue sin saber que ocurrió en el medio de tanto desconcierto. Observamos nuestra niñez, podemos vernos sonreír, buscamos el mayor de los afectos de la mano de nuestros padres y nos lanzamos a la vida para hacer el rol de adultos responsables. 

Amamos, caímos, nos esforzamos , nos quedamos descansando y aún así seguimos buscando la respuesta de nuestra existencia en referentes que nos dijeran de que se trataba la escuela de la vida. 

Armamos ideales, fuimos fieles a lo que creímos conveniente y actuamos acorde a esas creencias,  pero no nos dimos cuenta que estábamos ante el mayor desconocimiento de nuestro transitar cotidiano: no saber quienes somos desde nuestra integridad porquedesde nuestro ego ya nos habían enseñado .

Hicimos mucha actuaciones en búsqueda de ese rol que mejor nos quedara, fuimos buenos hijos, profesores, amantes , trabajadores, pero no fuimos la esencia que intentó salir con pequeños indicios de un mundo mejor.

 El dolor sólo estuvo para advertirnos que  aún no habíamos encontramos el  cauce de la plenitud,  pero sólo alcanzamos a atribuir la pena a lo externo  buscando responsables del ser lastimados fortuitamente sin darnos cuenta que esa persona solo permaneció actuando en la misma obra que nosotros  haciendo su mejor actuación. 

Cuando podemos observar el desconocimiento ajeno es cuando advertimos nuestro propio camino de incomprensión que tuvimos que trascender, dejando cada aspecto limitado del ser que buscó sobresalir en las circunstancias más tortuosas. 

Ahí dentro, ahí en nuestro corazón está a quien buscamos siempre. Tu Dios , el mío, el nuestro y cuando podemos tenerlo cara  a cara es cuando ya no nos preguntamos para qué y por qué estamos ya que no hay más expectativas por cumplir, ni sueños por realizar, sino  por reconocer, amar , mimar y comprender; la búsqueda incansable consciente o inconsciente de la trascendencia del ser humano al encontrarse con su propia esencia.

Es el,  o ella, o ninguno o todos, el Dios que no tiene religión, ni condicionantes , ni dogmas , ni siquiera palabras por decir.  No se escucha, no se ve, no se toca, se siente con el alma y ahí habita, en tus amaneceres, atardeceres, llantos , alegrías, amores y broncas...nunca puede dejar de estar porque forma parte de nosotros . En el silencio, en el ruido, en la pradera o montaña, en tu ambición, en tu derrota ..ahí está...ya no busquemos más afuera lo que por esencia pertenece al mundo mágico y maravilloso que creímos que sólo podíamos ver en las películas .

 El mundo es real, nosotros somos reales , no hace falta vivir de ilusiones ni de creencias utópicas para llenar de amor nuestro nacimiento. Vivamos en el ahora que no sentencia modos de pensar ni actuaciones inútiles, cada uno en su camino puede hacer un paraíso de amor aunque  por ahora lo vivamos desde nuestro interior .... ...que las rosas tengan espinas no significa que no posean el aroma que las hace bellas para ellas mismas y para  lo nuevo que puede estár por venir. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario