domingo, 15 de abril de 2012

Desandar creencias de incapacidad


Todo el itinerario recorrido donde fuimos adquiriendo las mayores sabidurías para nuestro Ser y comprendimos que el armado de la vida desde condicionantes sólo nos condujo a una visión acotada , necesita, aunque sea lentamente, de  un  espacio físico donde poder manifestarse.

Como partes del todo que conformamos ya no podemos seguir disgregados por miedo ante   las apariencias que creemos que nos juzgarán , sino que, para poder concordar nuestros estados armónicos requerimos  de acompañar la Unidad que somos desde la integración de nuestro cuerpo , mente y espíritu en conjunto.

Tuvimos mucho temor, necesitamos seguir camuflados hasta sentirnos seguros y dar el gran paso que no determine una decisión aislada marcando un cambio, sino la expresión del Ser que nos llevará hacia su manifestación en los más altos niveles de amor y realización.

Ya no necesitamos imágenes, bastones, libros ni que nos digan que hacer porque aprendimos a deshacer los límites del sufrimiento impuestos por la mente y escuchamos el palpitar del  corazón al unísono con  la plenitud liberadora de Dios.

No hay temor por vencer, ni sentimientos de vergüenza que tengamos que acarrear, sólo hay una amplitud que no diferencia a los seres humanos ni al amor mismo. Ya no hay laberintos que recorrer, ni traición ficticia inexistente que portar, no hay culpas por amar, ni arrepentimientos por confesar.

El Ser se iluminó desde la Gracia de Dios y nos elevó trascendiendo la opresión de las propias sombras creadas por momentos de nuestras vidas donde no pudimos superarnos, pero tomamos conocimiento para lo que en este momento sentimos hacer.

Ya no hay desconfianza ni huidas de nosotros mismos, somos seres completos que podemos mirar hacia lo alto, que nuestra propia sombra no se proyectará sobre ningún ser habitante del planeta.

Vibramos en la sintonía más elevada, crecimos, amamos, reconocimos y podemos ubicarnos firme ante la vida para tomar la decisión que no será condicionada esperando algo a cambio.

Nadie nos traicionó, sólo nos  amaron a su manera y no le debemos nada a quienes nos formaron con todo su amor, porque sus enseñanzas están dentro de la sabiduría que hoy nos lleva  por caminos nuevos de libertad.
 Nos dieron y dimos,  nos  amaron y amamos, pero si nuestra capacidad mental ya no condice con lo que tenemos alrededor, las bifurcaciones nos irán marcando nuevos senderos donde la esencia del alma se pueda manifiestar plenamente.

Nuestro compromiso adquirido dejó de servir a los hombres lineales y se expande por todo el mundo con las mismas palabras que una vez proclamamos, sólo que ahora llevan la purificación necesaria para su realización y liberación.

No le fallamos a quienes esperaban de nosotros porque aprendimos que si no cimentamos nuestro propio camino primero para ofrecerlo después, terminando cumpliendo para las expectativas  ajenas impermeables de ideas que el ego quiere imponer.

No nos vamos, estamos en el mismo lugar, pero nuestro corazón se elevó aún más con Dios y nos miramos hacia el interior para poder escucharnos desde nuestra existencia humana y espiritual.

Nuestra esencia es la misma y nuestra vocación también, sólo sucedió que unimos las partes que estaban desunidas y esparcidas, pudiendo reconocernos en una única entidad que no necesita negar sus naturalezas para afianzarse en el amor.

Nuestro corazón sigue abierto a todos aquellos que deseen de nuestro cariño y afecto, sólo cambiamos las vestiduras porque el resto permanece intacto a la espera de ser la Nueva Luz que ilumine el camino hacia Dios.

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